Palombi, Domenico (a cura di): Il tempio arcaico di Caprifico di Torrecchia(Cisterna di Latina), I materiali e il contesto. 21 x 29,7; brossura; pp. 272; ill. a colori; ISBN 978-88-7140-441--7; 30,00 €
(Edizioni Quasar, Roma 2010)
 
Reviewed by Raimon Graells, Römisch-Germanisches Zentralmuseum – Mainz
 
Number of words : 1913 words
Published online 2011-02-28
Citation: Histara les comptes rendus (ISSN 2100-0700).
Link: http://histara.sorbonne.fr/cr.php?cr=1247
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          El 2 de octubre de 2010 se presentó en Cori (Prov. Latina, Italia) la reconstrucción del complejo decorativo del templo arcaico de Caprifico di Torrecchia con la monografía que lo estudia y que aquí se comenta. A finales de ese mismo mes se celebró una jornada de estudio en la Universidad La Sapienza de Roma (25 de octubre 2010) en la que se presentaba el templo y se comparaba y contextualizaba con otros ejemplos, ampliamente conocidos del entorno lacial. Se culminaba así el estudio del complejo y rico sistema decorativo del templo de Caprifico, que contaba ya con un pequeño monográfico en la revista Archeologia Classica de 2007, en el que participaron, prácticamente, los mismos autores que en el presente libro.

 

          El caso de Caprifico di Torrecchia, corresponde a un excepcional ejemplo del grupo “Veio-Roma-Velletri” (530-510 aC), del que se conocían materiales desde 1968. Su decoración destaca por la complejidad de las representaciones y el estado de conservación de los relieves, hecho que motivó, lamentablemente, que durante las décadas de los ’70 y ‘80 se depredara y saqueara ese templo, distribuyendo los materiales hacia el extranjero y vendiéndose en las principales salas de subasta desde ese momento y hasta el 2005.

 

          Afortunadamente, la presentación pública y recuperación patrimonial de esta conjunto puede considerarse un paso más, ejemplar en mi opinión, de lo que en Italia se celebró con el proyecto-exposición “Nostoi, capolavori ritrovati”. Pero el caso de Caprifico di Torrecchia no es fundamentalmente la identificación de piezas de distintos museos y colecciones sino la investigación global que ha combinado lo detectivesco con lo científico, pues sin la reconstrucción progresiva de la decoración habría sido imposible completar el catálogo de fragmentos.

 

          D. Palombi introduce y concluye el libro. El cuerpo del libro, el estudio y análisis de decoración y sus paralelos, queda en manos de dos de las mayores y más reconocidas especialistas a nivel internacional sobre decoraciones templares en terracota: P.S. Lulof y N.A. Winter. El estudio de los detalles y análisis iconográfico son obra de otros dos especialistas reconocidos: J. H. Crouwel y N. Lubtchansky. Todos los autores ofrecen aquí síntesis de sus obras recientes y en curso, que oportunamente citan en la introducción de sus respectivos textos y garantizan así un alto y profundo debate, difícil de discutir y que aquí solamente voy a resumir. Un único comentario general: Si bien remitir el texto a obras de reciente publicación es correcto y hace ligero el discurso, la investigación en curso o en preparación repercute en algunos puntos del texto cuando se obvia la cita y discusión exhaustiva remitiéndose a trabajos no finalizados (Por ejemplo en p. 123, n. 1).

 

          Si resumimos brevemente el trabajo, vemos como D. Palombi considera el caso Caprifico, acertadamente, como “emblemático” y narra (p. 9-20), de manera amena y clara, el largo proceso de recuperación: desde las primeras noticias y materiales, la progresiva identificación de nuevas piezas, hasta los acuerdos con el Ashmolean Museum y el Antikenmuseum Basel und Sammlung Ludwig, que han permitido el retorno del conjunto (este último hecho citado otras veces a lo largo del trabajo).

 

          El catálogo de los 256 fragmentos ocupa el segundo capítulo, a cargo de P.S. Lulof con la colaboración de J. M. Reuver y L. Opgenhaffen. Se inicia con una útil guía para el lector en la que no sólo se explican las abreviaturas sino también las fichas, que permiten una rápida comparación y recopilación de informaciones. Pero el catálogo organiza los fragmentos en función de la pieza (placa, antefija o acroteria) a la que pertenecerían, facilitando la lectura y mostrando un detallado estudio de cada uno de los fragmentos. Así, las piezas se han dividido en siete grupos temáticos: Placa con carrera de carros a derecha (41 fragmentos);  Placa con jinetes armados a izquierda (60 fragmentos); Placa con procesión hacia derecha (42 fragmentos); Placa con procesión hacia la izquierda (32 fragmentos); Fragmentos no atribuidos (58 fragmentos); Prótomos de león laterales (9 fragmentos); Antefijas con cabezas femeninas (6 fragmentos); Acroteria (9 fragmentos). Todos los fragmentos están dibujados (por tres manos distintas y dos estilos distintos, con sección y sin ella) que insiste en la exhaustividad del catálogo y se ofrecen al final del catálogo en formato de láminas.

 

          Los capítulos tercero y cuarto, reconstruyen la decoración de las placas y ubican el genérico taller al que pertenecería y los paralelos. Respecto a la reconstrucción de las decoraciones de las placas el texto (también por P.S. Lulof), inevitablemente descriptivo, se potencia y agiliza gracias a un diseño esclarecedor beneficiado por el aparato gráfico que presenta en forma de láminas todo el discurso sobre la reconstrucción de la escena, de la combinación de piezas, de su colorido (con una propuesta de reconstrucción del color) y de su posición en el templo (p. 81, 83, 85, 87, 89, 91, 93, 95, 97, 99, 101, 103, 106 y 107).

 

          El capítulo cuarto (por N.A. Winter), más sintético que el anterior, discute el grupo al que correspondería la decoración de Caprifico. Foma parte de un subgrupo evolucionado del bien conocido grupo “Veio-Roma-Velletri”, que denomina “Roma-Caprifico”. El capítulo compara las diferencias entre ambos y concluye con la atribución de los grupos a un único taller ubicado, posiblemente, en Roma (p. 120). Un elemento importante es la documentación de la totalidad de las piezas del grupo “V-R-V” en notas a pie de página para cada motivo decorativo o tipo de placa a modo de pequeño y útil catálogo.

 

          El detalle de los relieves de las placas de Caprifico ha permitido, a J.H. Crouwel, un detallado análisis de los carros para concluir en un apartado titulado “Use” en el que se discuten las influencias artísticas y la posibilidad de que los carros y sus elementos de tracción y gobierno evidencien un modelo introducido por artesanos griegos (p. 128), que en el siguiente capítulo se amplía. Así, N. Lubtchansky, que ya había centrado su atención sobre los équites etruscos en su tesis doctoral, desarrolla un texto lleno de lecturas y matices acerca de las representaciones, configurando un discurso complejo y estimulante en el que las escenas se analizan en detalle, elemento a elemento, y se interpretan en conjunto. Sin duda será el capítulo que mayores discusiones despertará.

 

          En estos tres capítulos (4-6) llama la atención, la ausencia a cualquier referencia al anaktoron de Torre di Satriano y a su complejo y magnífico esquema decorativo, recuperado en excelente estado de conservación (Osanna et al. 2009; Capozzoli/Osanna 2009).

 

          El último capítulo contextualiza, espacial e históricamente, el santuario de Caprifico. Quizás éste punto debería haber seguido a la introducción, pero es cierto que el tipo de análisis desarrollado en los capítulos precedentes se ha planteado per se sin recurrir al contexto más que en pocos yacimientos y santuarios, más o menos próximos, siendo únicamente N. Lubtchansky quien ha relacionado el discurso narrativo de la decoración con la historia. Las conclusiones del capítulo 7 consideran Pometia como una de las ciudades de la inestable frontera meridional del Latium vetus como evidencia el nombre (p. 193, n. 69) y la presencia de un santuario “federal” (p. 193, n. 68). De este modo, la propuesta del grupo decorativo al que correspondería la decoración de Caprifico no se define únicamente por las muchas similitudes de su decoración sino por una componente histórica que relaciona estos templos como fundaciones de Tarquinius Superbus en el último tercio del s.VI aC, como muestra de su poder contra los volscii. Y esta lectura implica la identificación de Caprifico con la antigua Suessa Pometia.

 

          El libro se completa con un catálogo fotográfico a color de los fragmentos del museo de Cori, realizado por E. Alessi, y los resúmenes en italiano de todas las contribuciones, a cargo de I. Romano.

 

          A nivel general, la coherencia estilística de los textos y de las ilustraciones (fotografías, dibujos y mapas) demuestra una cuidada edición que, por otro lado, ha dado libertad a los investigadores dando un aire de revista más que de monografía. Pero lo que podría ser una crítica se convierte en un elogio. La heterogénea apariencia del libro es resultado de la libertad dada a cada investigador para que escribiera en su propia lengua. Creo que es una decisión acertada y que no debería ser un caso aislado (que encuentra aún escasos paralelos como por ejemplo el estudio del pecio de la Cala Sant Vicenç – Nieto/Santos 2008). Dejando de lado las posibles dificultades económicas para la unificación lingüística de los textos, lógica en el momento actual, poder escribir en el idioma que uno decide es un input a esa investigación, pues permite matices y mayor precisión. Lamentablemente en traducciones esto se pierde. Además, la pluralidad lingüística no debería ser problema para ningún investigador, pues el día a día implica su uso, o ¿es que hay aún investigadores que trabajan exclusivamente en un idioma? (esperemos que no!).

 

          Para finalizar, permítanme una reflexión acerca de los acuerdos que han conseguido el retorno del conjunto. El 24 de diciembre de 2010, B. Frischer publicaba en el Internationl Herald Tribune un estimulante artículo titulado “Museums should dig in”. En ese breve texto recordaba los problemas que algunos museos americanos han afrontado después de adquirir piezas arqueológicas en el mercado anticuario que no sólo ha supuesto una pérdida económica para ellos sino también (merecidamente) de imagen y credibilidad. Ya no valen más excusas sobre grandes descubrimientos en colecciones o almacenes olvidados y poco aporta a los museos la adquisición y circulación “alquilada” de piezas para sus exposiciones. Por ello, Frischer proponía dar un paso más para combinar los intereses y las necesidades de dos colectivos complementarios: museos e investigadores. Propone un cambio en el paradigma, invitando a los grandes museos a establecer acuerdos con distintos gobiernos/paises ofreciendo así financiación de excavaciones a cambio de préstamos de larga duración de los resultados. Obviamente se dirigía a unos museos y a unos países particulares, jugando al mismo tiempo en focalizar esa investigación sobre yacimientos con riqueza y belleza de sus materiales. Por lo tanto, podría preverse una investigación dirigida en función de la espectacularidad de los resultados y en base a los intereses expositivos de los museos. Pero ¿no son esos yacimientos los que nutren el mercado anticuario y se pierden, para siempre, para la investigación? Por lo tanto, el interés de los museos puede convertirse en oportunidad para la investigación. El caso de Caprifico no dista mucho de este escenario. Los dos museos que mayor número de objetos han “devuelto” (Ashmolean y Antikenmuseum Basel) han cedido y acordado depósitos de larga duración de las piezas que habían adquirido, siendo una estrategia que debería promocionarse para otros objetos (ya en sus colecciones y nunca de nueva adquisición) y ampliarse a nuevas colaboraciones como la esponsorización de excavaciones.

 

          Con todo lo comentado, el ejemplo de Caprifico representa un referente ineludible de investigación y diligencia que ha conseguido reconstruir un importante complejo arqueológico a partir de piezas aparentemente descontextualizadas, y un ejemplo a seguir en lo que a recuperación de contextos y patrimonio se refiere.

 

          Felicitamos al Museo de Cori, a los investigadores y al MiBAC por recuperar este conjunto, deseando que podamos celebrar muchos casos más como este. Esperemos que éste libro actúe como estímulo y modelo.

 

Bibliografía

 

V. Capozzoli, M. Osanna (2009): “Da Taranto alla mesogaia nord-lucana: le terracotte architettoniche dell’anaktoron di Torre di Satriano”, Ostraka, XVIII.1, 141-174.

 

X. Nieto, M. Santos (eds) (2008): El Vaixell grec arcaic de la Cala Sant Vicenç, Monografies del CASC, 7, Barcelona.

 

M. Osanna (a cura di) (2009): Lo spazio del potere. La residenza ad abside, l’anaktoron, l’episcopio a Torre di Satriano, Venosa.

 


Sommario

Presentazione

T. Conti y G. Chiominto,  p. 7

 

Le terrecotte architettoniche arcaiche di Caprifico di Torrecchia. Dalla dispersione al contesto

D. Palombi, p. 9

 

The architectural terracottas from Caprifico

P. S. Lulof ,  p. 25

 

Manufacture and reconstruction

P. S. Lulof , p. 79

 

The Caprifico roof in its wider context

N. A. Winter , p. 113

 

The chariots

J. H. Crouwel, p. 123

 

Les petits chevaux de Pometia. Les significations du programme iconographique des frises de Caprifico

N. Lubtchansky, p. 133

 

Alla frontera meridionale del Latium vetus. Insediamento e identità

D. Palombi, p. 173

 

Le terrecotte architettoniche arcaiche di Caprifico di Torrecchia nel Museo della Città e del Territorio di Cori

Fotografie E. Alessi, p. 227

 

Sintesi dei saggi

Traduzioni I. Romano,  p. 257