Hochscheid, Helle: Networks of Stone. Sculpture and Society in Archaic and Classical Athens. Cultural Interactions: Studies in the Relationship between the Arts, 35. XVIII-506 p., 2 b/w ill., ISBN 978-3-0343-0992-9, 82.50 €
(Peter Lang, Oxford 2015)
 
Compte rendu par Diego Paiaro, Universidad de Buenos Aires
 
Nombre de mots : 2198 mots
Publié en ligne le 2019-04-25
Citation: Histara les comptes rendus (ISSN 2100-0700).
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          El libro de Helle Hochscheid (H. en adelante), editado como parte de la colección Cultural Interactions: Studies in the Relationship between the Arts de la editorial Peter Lang, constituye un muy logrado intento por entender los contextos sociales, creativos y productivos en los que se dio la fabricación de esculturas (estatuas, estelas y bases) en la antigua Grecia. En particular, Networks of Stone, se propone analizar específicamente la producción escultórica de la Atenas en un período que, de cierta manera, podríamos caracterizar como transicional puesto que se sitúa entre la época arcaica y la clásica. Así, más allá de que a lo largo de la obra se recurra a datos, fuentes y ejemplos de otros y diversos momentos históricos, el libro de H. hace foco en la ciudad ateniense durante los siglos VI y V a.C. De hecho, no es aleatorio que la denominada Kore de Eutídico (Akr. 686) –y la inscripción de su base (Akr. 609); fechadas ca. 490-480 a.C.– haya sido utilizada para ilustrar la portada del libro en tanto se trata de una pieza tradicionalmente considerada como un punto de inflexión que marca el inicio de lo que se ha llamado el “estilo severo” en el que deja de estar presente la “sonrisa arcaica” característica de las korai del siglo VI a.C. para abrir paso a las formas propias del clasicismo del siglo V a.C.

           

         En términos generales, Networks of Stone toma como punto de partida el concepto de art worlds (retomado de la obra de Howard S. Becker, Art Worlds, University of California Press, Berkeley, 1984) con el objeto de realizar un acercamiento amplio a los múltiples agentes que se encontraron implicados en el proceso de creación, disposición y exposición de las esculturas (y, por cierto, de sus inscripciones dedicatorias) votivas y funerarias en los santuarios y cementerios atenienses. De acuerdo con nuestra autora, un art world es “a network –social and professional– of all those who in some way contribute to the ultimate appearance or form of a work of art, ranging from the supply of materials to selling tickets for a show, from visiting museums to writing art reviews” (p. 4). Así, H, abarca un espectro que excede a las preocupaciones más tradicionales sobre los escultores y sus mecenas o patrones y también hace foco en los networks –y este concepto es central en la obra– que estos conformaban conjuntamente con distinto tipo de artesanos y  comerciantes que tenían cierta incidencia en la forma final que tomaban las obras de arte. Ampliando la mirada desde los escultores hacia las “redes” que constituían el art world, el libro busca ofrecer una nueva mirada, mucho más compleja, sobre un material arqueológico actualmente muy conocido y analizado a lo largo de muchísimos años.

           

         El primer capítulo (Capítulo 1: “Introduction: Athenian sculpture in context”, pp. 1-24) busca introducir al lector en los aspectos centrales de la obra. En este sentido, H. se esfuerza por situar el contexto de la producción escultórica ateniense explicando las diferencias entre el concepto de Arte moderno y la falta de tal concepto en la Antigüedad; a la vez, da cuenta de los diferentes usos de las obras de arte (religioso, conmemorativo, utilitario, etc.) y de la importancia de su disposición espacial. Metodológicamente la autora expresa la necesidad de descartar los bronces del estudio dado que al estar la mayoría de ellos perdidos, la comparación con los mármoles resultaría extremadamente poco reveladora (p. 17). Paradójicamente, el caso particular a partir del cual H. inicia el capítulo es el de una estatuilla de bronce de Atenea Promacos (Akr. 6505) proveniente de la Acrópolis que fue ofrecida a la diosa a finales del siglo VI a.C. (pp. 1-3). Gracias a la inscripción de la columna sabemos que un tal Telesinos del demo de Kettos la dedicó a la diosa pidiéndole que le proporcione los medios para hacer posible otra ofrenda votiva en el futuro. De acuerdo con H., al enfrentarnos con los restos de esculturas votivas y funerarias, surgen una serie de preguntas que se pueden (y el libro está orientado a hacer los esfuerzos por) responder a partir del análisis exhaustivo de los propios monumentos: ¿por qué un patrono eligió a un determinado escultor y no a otro?; ¿qué determinó que se utilice el bronce o el mármol?; ¿por qué se eligió representar a Atenea o a una kore y no otras figuras?; ¿fue el mismo escultor el que confeccionó la base y talló la inscripción presente en ella?; ¿cómo se elegía el tipo de mármol?; ¿cómo este llegaba finalmente a Atenas?; y un largo etc. Networks of Stone busca entender –a pesar de las restricciones que la documentación ofrece, en gran parte debido a lo azaroso de su conservación– las elecciones, los procesos y las determinaciones presentadas por el contexto social que intervinieron en la producción de estos monumentos. Para ello, se examinan las redes que constituían el art world de la Atenas de los siglos VI y V a.C. y los diferentes agentes que las conformaban.

           

         En el siguiente capítulo (Capítulo 2: “A city of statues”, pp. 25-92), H. realiza un análisis de la evidencia a trabajar (sistematizada en el Apéndice al final del libro, ver más adelante) bajo la idea de que Atenas fue una “ciudad de estatuas”. En la primera parte se sintetizan los datos cuantitativos que constituyeron el corpus sobre el que se apoya el libro; se trata de un total de 338 esculturas votivas de mármol, 562 bases votivas, 175 esculturas funerarias y 216 bases de esculturas funerarias. El uso de gráficos (p. 26) y tablas (p. 27) permiten dimensionar tanto la evolución temporal de la producción de este material como también entender cuantitativamente su distribución en diferentes categorías. En cuanto a los lugares en los que se realizaron los hallazgos, éstos son mayoritariamente tres: el Cerámico (de donde procede la mayoría de las obras funerarias), la Acrópolis y el Ágora.

           

         Posteriormente, Networks of Stone se ocupa de los materiales en los que eran construidas las esculturas (Capítulo 3: “Choices in marble”, pp. 93-156). H. parte de la idea de que el propio soporte en el cual el objeto es confeccionado constituye, ya de por sí, un importante documento: no solamente se puede ver allí una determinación geográfica (¿eran los mármoles traídos desde, por citar dos ejemplos clásicos, Naxos o Paros?) sino también logística, económica, social (¿cómo, a qué costo y quiénes llevaban adelante esas tareas?) y, principalmente, el material específico en el que fue confeccionada una determinada obra es un indicador de la presencia de un agente que, hace 2.500 años, realizó una elección de esa materia prima. Pero esa decisión sobre el material, ¿cómo y quién la tomaba?, ¿lo hacía el patrono que encargaba la obra, el escultor o ambos? De esta manera, la materia prima conectaba de forma indirecta a una pluralidad de agentes: patrones, escultores, tripulaciones de barcos mercantes, pintores, talladores de las inscripciones, traficantes de pigmentos, artesanos de diverso tipo, alfareros, productores de herramientas, etc. Por otro lado, las situaciones históricas –algunas de ellas de carácter coyuntural– tampoco deben ser descartadas: relaciones externas, contextos de guerra o paz, alianzas entre póleis son todos aspectos externos a las obras de arte pero que tenían una fuerte influencia en las materias primas utilizadas. Por otro lado, la cuantificación tampoco es ajena a este capítulo: casi un tercio de los objetos votivos (34%, 115 ejemplares) fueron confeccionado con mármol ático en tanto 172 (es decir, el 51%) eran de mármoles isleños; por otro lado, en cuanto al ámbito funerario, 89 esculturas eran de piedra ática y solo 29 de las islas (hay una tabla desplegada en las pp. 106-107). La autora reconoce una evolución temporal en el uso del tipo de mármol con el paso del siglo VI al V a.C.: “in the sixth and fifth centuries, the inhabitants of Athens moved from island marble imports to local marble for their scalped votives; and although for their gravestones their preferences were more balanced, by the late fifth century, there too they had moved towards mainly Pantelic marble” (p. 113). Sin embargo, no ensaya una explicación concluyente con respecto a esta tendencia de largo plazo. En igual sentido, después de repasar en profundidad varios aspectos que determinaban el tipo de piedra utilizada (evolución de las técnicas, diverso tipo de costos, etc.), H. tampoco puede afirmar de forma contundente si eran los patrones o los escultores quiénes tomaban mayoritariamente la decisión a la hora de elegir el tipo de mármol.

           

         Neyworks of Stone dedica un capítulo específico al tema de los comerciantes (Capítulo 4: “The trades of sculpture”, pp. 157-235). Partiendo de la base que la diferencia entre (las nociones modernas de) Art y craft llevan al equívoco al analizarse en los contextos de la Antigüedad, la autora propone, en primer lugar, diferenciar dos tipos de especialización a las que llama “horizontal” y “vertical”: “horizontal specialization is determined by the variety of goods at the disposal of a particular society: each type of goods is produced by a specialist craft or trade. Vertical specialization on the other had regards the number of different skills or trades necessary to create a single product” (pp. 157-158). Para la autora, las economías antiguas disponían de una gran variabilidad de bienes y por lo tanto se encontraban bastante especializadas horizontalmente pero, a pesar de ello, los especialistas modernos a menudo las han considerado como sociedades con poco desarrollo de la especialización vertical. Sin embargo, la escultura constituiría un ejemplo claro de especialización vertical. La cuestión terminológica es abarcada de lleno a través del análisis de diferentes semas en relación al saber especializado de diverso tipo (especialmente techne-technai) y a quienes se encargaban de los diversos procesos de trabajo que requería la producción y disposición final de las esculturas (lithourgos, lithokopos, lithoglyphos, chalkeus, agalmatopoios, andriantopoios, etc.). Luego se trabaja sobre las firmas en las esculturas y, nuevamente, se recurre a la cuantificación (pp. 174-197) y a útiles cuadros (p. 177) que ordenan los datos (datos que, por otro lado, resultan muy azarosos en su conservación y no permiten extraer conclusiones rotundas). Finalmente, el capítulo cierra con un análisis de los datos arqueológicos que permiten reconstruir la existencia de comercios dedicados a la escultura en el (sur-oeste del) ágora ateniense y entender la lógica de su organización interna y funcionamiento.

           

         En el quinto capítulo (Capítulo 5: “A patron’s world”, pp. 237-337) trabaja sobre la influencia que los patrones privados pudieron llegar a tener en el art world de la escultura ateniense. Al respecto, las inscripciones en las bases, los relieves y estelas pueden ser una marca de competencia por el prestigio en una sociedad en la que el status social debía manifestarse públicamente como un modo de reconocimiento social. H. repasa cómo metecos, ciudadanos y mujeres aparecen como quienes encargan las obras aunque en varios casos es difícil distinguir entre quien encarga el trabajo y la persona a la que la obra estaba dedicada. La autora hace un análisis socio-ocupacional de aquellos mencionados en las inscripciones: mujeres, esclavos, miembros de la clase litúrgica, ciudadanos, soldados, agricultores, artesanos, etc. A pesar de que la élite terrateniente disponía de muchas ocasiones para la erección de monumentos (choregia, victorias deportivas, funciones como magistrados, etc.), la producción de estatuas parece haberse amoldado a diferentes niveles de ingresos permitiendo el acceso a otros sectores sociales. Así, “the evidence on the status of patrons similarly beliefs the notion of sculpture as a playing field of the happy few” (p. 337).  

 

         El libro cuenta con un voluminoso apéndice (“Appendix”, pp. 387-491) en el que se encuentran listado todo el material utilizado en el estudio (esculturas, bases y firmas de los escultores); en él aparecen referenciados en un cuadro las informaciones relevantes como el número de inventario, de catálogo de museo o de inscripción, el nombre del objeto, el nombre que aparece en la firma, su posible fecha, su función, el material con el que estaba confeccionado, si hay datos sobre quién lo encargó o a qué difunto conmemoraba, la deidad a la que estaba dedicado y el género al que pertenecía. A la vez, la autora nos remite a su espacio personal en la red social Academia.edu en donde es posible consultar la totalidad de las bases de datos que completan la información del apéndice (https://roac.academia.edu/HelleHochscheid).

 

         Creemos que, en general, el libro cumple con su objetivo de “shed some new light on how sculpture was made in Athenian society in the sixth and fifth centuries BC” (p. 11). Sin embargo, el carácter aleatorio de la evidencia disponible hace que muchas de las preguntas que la propia autora formula no puedan ser respuestas de modo concluyente. En un libro dedicado a objetos destinados a ser mirados, resulta un poco sorprendente la poca cantidad de imágenes que acompañen al texto a lo largo del trabajo (hay solo dos imágenes, un gráfico, un mapa y 17 tablas).

 

 

Índice:

 

List of Illustrations

 

List of Tables

 

Acknowledgements

 

List of Abbreviations

 

CHAPTER I

Introduction: Athenian sculptures in context

 

CHAPTER II

A city of Statues

 

CHAPTER III

Choices in marble

 

CHAPTER IV

The trades of sculptures

 

CHAPTER V

A patron´s world

 

Epilogue

 

Bibliography