Guérin-Beauvois, Marie: Le thermalisme romain en Italie : aspects sociaux et culturels aux deux premiers siècles de l’Empire. 518 p., ill. et pl. n/b ISBN: 978-2-7283-0950-4, 55 €
(École française de Rome, Rome 2015)
 
Compte rendu par Santiago Montero, Universidad Complutense de Madrid
 
Nombre de mots : 1536 mots
Publié en ligne le 2017-08-29
Citation: Histara les comptes rendus (ISSN 2100-0700).
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          La abundante bibliografía publicada en los últimos decenios sobre el termalismo romano viene haciendo de este tema una verdadera especialidad. En este caso estamos ante una Tesis doctoral dirigida por P. Gros, quien escribe el prefacio. Siendo su autora Doctora en Lettres et Civilisation de l´Antiquité de la Universidad de Provence, se explica –y esto habla en favor de su rigor metodológico- que haya buscado el asesoramiento de M. Boulangé, profesor de hidrología y P. Vert, profesor de medicina. La monografía viene publicada en una de las más prestigiosas colecciones consagradas al mundo antiguo, como es la Bibliothèque des Écoles Françaises d’Athènes et de Rome.

 

         La obra se divide en cinco grandes partes, articuladas a su vez en diversos capítulos. Una primera parte (“La pratique thermale et son évolution”: pp. 27-98) es dedicada al aspecto médico del termalismo, como ella dice entre el racionalismo científico o empírico y la práctica cotidiana. A través del análisis de los textos trata de comprender si el termalismo era una práctica médica reconocida como tal en la Antigüedad, qué tendencias del pensamiento influyeron sobre ella o de qué manera los “científicos” antiguos como Celso, Plinio el Viejo o Galieno prescribían la especialización de las aguas y de los lugares termales.

 

         En una segunda parte (“Les Aquae Cumanae et les Champs Phlégréens: de là, tout partit...”: pp. 103-186) la autora aborda el estudio de la historia de Baias que, en su opinión, acabará siendo, un modelo o una referencia para el termalismo romano. A través de los vestigios arqueológicos y los textos literarios Guérin-Beauvois describe su arquitectura original y el bello paisaje del entorno de este complejo reservado para los placeres del cuerpo, que hasta el siglo III d.C. fue  visitado regularmente por una élite social encabezada por los propios emperadores.

 

         La tercera parte (“La géographie du phénomène thermal: l´extension d´une activité à succès”: pp. 193-304)  la dedica a presentar un inventario de otros centros termales de Italia (Campania, Latium, Padua, Etruria...). Ya nos anuncia la autora que no se trata de un catálogo exhaustivo pero pone a nuestro alcance un mapa de la Italia termal sobre la base de vestigios arqueológicos y textos antiguos pero también de documentos muy particulares pero útil a estos efectos como la tabla de Peutinger sin olvidar el uso, muy prudente, de la toponimia.

 

         La cuarta parte (“Les caractéristiques du phénomène thermal: un aspect de l´histoire des mentalités”: 309-361) aborda el desarrollo de una nueva forma de reagrupamiento de la población en torno a estaciones termales, un estudio útil para comprender su funcionamiento, su estatuto e incluso su papel en relación con otras entidades urbanas. Se nos dice que las estaciones termales no eran solo una concentración de enfermos llegados a tomar las aguas sino que se superponen en ellos otras actividades. Se trata de un lugar de reposo, un centro curativo pero también un lugar de recursos. Es en este capítulo en el que la autora insiste en la diferencia –para ella muy importante- entre el uso de las aguas ordinarias y las aguas terapéuticas. La autora pone de relieve el funcionamiento del fenómeno termal en época augústea (reorganización de numerosas estaciones termales, esfuerzos por unificar la arquitectura, tensión entre los baños calientes  y las piscinas de agua fría al estilo de Antonio Musa así como su renovación en época antonina. La figura del emperador está muy presente a lo largo de toda la obra presentando al princeps como adepto al termalismo y deseoso de controlar las estaciones y de fomentar  quizá la idea del culto imperial.

 

         Por último, un aspecto atractivo e importante del trabajo: la religión (“Le thermalisme romain: una pratique religieuse”: pp. 367-432). Se aborda en esta quinta y última parte la delicada cuestión de la identificación de los santuarios de las aguas y se esfuerza por definir precisamente la naturaleza de la práctica religiosa en un centro termal con el fin de distinguir la estación termal del santuario rural de las aguas. Se centra en los diferentes tipos de ofrendas y de exvotos hallados en los complejos termales así como en la dedicaciones epigráficas. Apolo, las Ninfas o Hércules aparecen invocados con frecuencia seguidos de Hygia y Esculapio.

 

         La monografía es de agradable y accesible lectura. Redactada en un estilo sencillo incorpora infinidad de textos historiográficos, literarios, epigráficos originales (en griego o latín) acompañados siempre de su traducción. Cuenta con unos índices utilísimos (de autores antiguos, glosario médico, catálogo de lugares termales) y un abundante aparato gráfico de figuras y láminas, también de cuadros, que ilustran el discurso del texto.

 

         En el libro encontraremos tanto revisiones y actualizaciones como aspectos muy novedosos algunos de ellos no exentos de polémica. La autora trata, por ejemplo, el tema de las aguas termales de la ciudad de Roma (p. 369 ss.) que ciertamente estaba muy olvidado. Creo que hace una oportuna distinción en la que insiste a lo largo del mismo- entre la práctica religiosa en general ligada al agua o a las aguas y las divinidades asociadas a este elemento y más particularmente a la actividad termal. En este punto establece también una neta distinción entre termas higiénicas y baños de aguas minerales de una parte y, de otra, los asclepieia, los santuarios considerados como curativos pero que no se benefician de ninguna fuente termal específica, los “santuarios de las aguas” en los que el agua es sagrada pero sin propiedades curativas. El acto religioso ligado a las aguas termales debe ser, pues, precisado en el seno de la estación termal en su conjunto y no solo en los casos particulares de los peregrinos y enfermos. Llaman poderosamente la atención las atractivas páginas (374-384) dedicadas a las aguas termales y las aguas oraculares, como “lien vers le divin”, con alusión a la práctica de las sortes y en especial a la fuente de Clitumno. Sorprende que en Italia la práctica adivinatoria u oracular en el ámbito de las termas descanse en las sortes y no en la inspiración directa de la divinidad o de las ninfas (por ejemplo a través del sueño) como ocurre, por ejemplo, en ciertas termas de la Hispania romana (CIL II 2527).    

 

         Lo que la autora nos hace ver es que el termalismo no guarda únicamente relación con el fenómeno de las termas y los baños en el mundo romano sino que sus usuarios buscaban aguas minerales de determinada composición a las que se atribuían virtudes terapéuticas, dentro pues del dominio médico y en el ámbito de los avances que hoy llamaríamos científicos. Al mismo tiempo su desarrollo se inscribe, desde finales de la República, en una organización política y social a través de su relación con el otium y el lujo, como demuestra sobre todo la estación de Baias.

 

         Creo que una de las claves de la solidez del trabajo es el conocimiento y el uso que hace la autora de una bibliografía escrita en cinco lenguas diferentes (francés, inglés, italiano, alemán y español). Estamos afortunadamente lejos de esas monografías publicadas cada vez con más frecuencia cuyos autores leen y citan la bibliografía redactada única o predominantemente en inglés, prescindiendo de las demás e ignorando, por tanto, datos y conclusiones que en la mayor parte de los casos son decisivos. Para el caso español Guerin-Beauvois utiliza los trabajos de los principales especialistas en el tema como Díez de Velasco o María Perex. Es verdad que si hubiera profundizado algo más en ella hubiera hallado otros trabajos que le resultarían de utilidad; por ejemplo, dos de mis artículos: “La balneoterapia en la obra de Celso”, en M. J. Peréx (ed.), Termalismo Antiguo. Actas del I Congreso Peninsular de y el termalismo (Arnedillo, La Rioja, 3-5 octubre 1996), Madrid, 1997,  235-240 (para las pp. 44-45 en las que trata la obra de este autor) y “Conocimiento técnico y creencias religiosas de una profesión: los aquileges”, Faventia 12-13, 1990-1991, 247-252 (para la p. 321 en la que trata esta figura). En cualquier caso la bibliografía final (pp. 461-495) es exhaustiva –y constituye por cierto un utilísimo punto de arranque para futuros estudios sobre el tema-  y no puede exigírsele más en este sentido a la autora. Solo pondría en el capítulo de la bilbiografía una seria objeción o un reparo: la ausencia  de una obra de similares características a esta: F. Ghedini – M. Bassani – M. Bressan, Aquae Patavinae. Il termalismo antico nel comprensorio euganeo e in Italia. Atti del I Convegno Nazionale (Padova, 21-22 giugno 2010), Padova,  2011. No se entiende como en los cuatro años transcurridos entre ambas publicaciones los resultados del congreso italiano no han sido tenidos en cuenta.

 

         Creo en cualquier caso que estamos ante una obra muy completa y extraordinariamente útil que podríamos comparar con la que hace años publicó para el mundo griego otro estudioso francés, R. Ginouvès (Balaneutikè. Recherches sur le bain dans l´antiquité grecque, Paris, 1962). La autora aborda el fenómeno del termalismo desde una extraordinaria variedad de ángulos o perspectivas sabiendo, como ella misma nos dice, que fue un vehículo privilegiado para la expansión de la civilización romana.